lunes, 29 de abril de 2013

Sobre el aprendizaje de la Pintura I



A menudo se alzan voces contra ciertos aspectos metodológicos en la enseñanza artística. Al respecto creemos que sin lugar a dudas la intuición constituye un aspecto fundante tanto para la producción de obras de arte como para la apreciación de las mismas. Potenciar y estimular la intuición son tareas que profundizaremos en el taller.

Ahora bien, si gran parte del recorrido artístico está atravesado por la intuición, ¿desde qué metodología encarar la enseñanza artística? Somos conscientes que no hay caminos pautados para enseñar a pintar, pues es en realidad una práctica que se aprehende. Tratamos, en el transcurso del taller, de dar ciertos indicios en cuanto al conocimiento de los materiales, la técnica y los diversos recursos expresivos que puedan aportar a la formación de un recorrido visual propio. Esta formación incluye no solo los medios para que la pintura acontezca en el lienzo sino, y también, la creación y formación de un discurso visual que acompañe el recorrido plástico de la pintura de forma tal que aquellos encuentros y hallazgos que aparezcan en la tela puedan ser interpretados mediante un vocabulario propio del lenguaje visual.

En este punto, creemos que la práctica artística encarna el mayor acto de libertad que una persona pueda realizar, no obstante siempre será un acto consciente. El azar, lo intempestivo y  experimental son elementos que utiliza la pintura pero ello no significa que deje librada a su suerte la factura de lo plástico; hay vértigo, libertad, incertidumbre, contingencia, riesgo y desasosiego en el proceso pictórico, pero hay detrás de ello, un sujeto consciente que elije determinada resolución estética y decide sobre los resultados plásticos.

Por ello, sostenemos la pertinencia de acercar un vocabulario adecuado para hablar sobre pintura, no para que el texto explique o transmita aquello que no dice la pintura, sino para que cada uno pueda ser consciente de su proceso pictórico y dar cuenta del mismo, mediante un lenguaje plástico.

Existe el temor que al llevar al plano de la consciencia una práctica que encarna una profunda intuición, ésta termine por frustrarse o se torne excesivamente racional.
Este temor muchas veces se presenta en el transcurso del aprendizaje artístico pero corresponde a una fase intermedia dentro del aprendizaje, no sólo de la pintura, sino del arte en general y aún de otras disciplinas como la danza o ciertos deportes, donde acciones o movimientos que eran realizados con naturalidad se tornan extraños al llevarlos al plano consciente. Esta confusión es temporal y forma parte del aprendizaje pero es superada luego, en un segundo momento, donde la técnica adquirida se libera del control consciente y deviene en algo absolutamente natural.* 
En este punto la intuición ha ganado para sí, la seguridad del intelecto.
Creemos en esta lenta y dialéctica danza entre intuición e intelecto a la hora de ir echando luz sobre el aprendizaje artístico.
Es la intuición la que va abriendo la espesura de lo desconocido pero también es el intelecto el que luego viene a traer un lenguaje que sienta las bases para el conocimiento.

* Arnheim, Rudolf; Consideraciones sobre la educación artística, Paidós Estética, 2010.


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